lunes, 2 de enero de 2017

BUTACA VACÍA: STAR WARS (1977)


Año nuevo y que mejor manera de empezar que con un poco de cine. Por ello, en lugar de hablar de la situación actual que ya sabemos que es, cuanto menos, descorazonadora creo que en estas fechas tan "entrañables" (como diría el campechano Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón-Dos Sicilias) me parecía interesante acometer la reseña de una película. 

Y creo que no había otra mejor que Star Wars, ahora conocida como Episodio IV: Una nueva Esperanza (a decir verdad, detesto este título). 
Y es que, como sabréis si no os habéis ido a una cueva recientemente  se ha producido el estreno de Rogue One y todavía más recientemente el inesperado fallecimiento de la actriz Carrie Fisher, la sempiterna Leia Organa, uno de los principales personajes de la trilogía original y del regreso de la serie. Así pues, sirva de pequeño homenaje el dedicar estas líneas a este Episodio IV.


Esta obra se estrenó en 1977 y supuso el salto a la fama de su director y guionista George Lucas, inspirado en la película La Fortaleza Escondida, así como muchos de sus actores cuya vida profesional ha girado en torno a este film. Hablo de actores como la propia Carrie Fisher, Mark Hamil (Luke Skywalker) o Harrison Ford que, a la postre, es el único actor de los principales que realmente triunfó fuera de esta saga. 

La película supuso una revolución desde el principio. Ese fondo negro con las letras "Hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana" y las características letras, que introducen en el contexto en el que se sitúa el argumento de cada película, bañadas en la genial banda sonora de John Williams. 
Esto que hoy en día lo consideramos algo tan cotidiano supuso una auténtica novedad en la época hasta el punto de que George Lucas tuvo que pagar una multa por no introducir los créditos al principio. 

El argumento gira en torno a un grupo de rebeldes que pretenden destruir una estación interestelar del malvado imperio que rige la galaxia. Dicha estación tiene la capacidad de destruir planetas enteros.


Por supuesto, es obvia la asimilación de la Estrella de la Muerte a la bomba atómica. 
También podemos ver multitud de similitudes con la historia de Roma. Roma fue una República durante casi quinientos años hasta que Octavio Augusto instituyó el Imperio tras una guerra civil en el 27 a.C. 
Si nos fijamos en las instituciones galácticas como el Senado, tienen una gran similitud con las instituciones romanas e incluso hay un aire en las vestimentas de algunos personajes (sobre todo en la trilogía moderna) con las vestimentas propias de patricios romanos. 

Uno de los aspectos que siempre ha caracterizado a la saga, independientemente de la calidad del argumento de las películas, ha sido el uso de efectos especiales y la consideración de la saga como paradigma de la tecnología de cada época. 
En este sentido esta película supuso un grandísimo impacto en una época en la que se adolecía de los recursos digitales de la actualidad. El trabajo artesanal para recrear todas las naves y muchas de las estructuras que aparecen en el título es, sencillamente, sublime y una cuestión tan simple como recrear el haz de luz de los sables láser exigía un trabajo muy concienzudo. 
Si uno revisa la segunda de las trilogías (estrenadas entre 1999 y 2005) puede tener la impresión de que las primeras películas envejecen muchísimo mejor que las modernas. 
Sin ánimo de parecer un carcamal, pienso que el valor artesanal no pierde calidad con el tiempo pero los efectos por ordenador sufren una evolución y actualizaciones tan rápidas que, en pocos años, quedan muy obsoletos. Esto es algo que le pasa a las películas modernas de esta saga y que no sufren las primeras. 

Pero si hay algo que caracteriza a una buena película es el carisma de sus personajes. Cierto que estamos ante una historia que peca de maniqueísmos con unos malos muy malos y unos buenos muy buenos aunque con honrosas excepciones. 
Ello no implica que no se traten de personajes muy complejos y que han sido reverenciados por legiones de fans a lo largo del tiempo. 
En el lado de los buenos tenemos al prota, Luke Skywalker y la clásica historia de un muchacho de humilde cuna (en principio) que termina de una forma un tanto azarosa destinado a salvar el mundo. Lo de azaroso es muy relativo y más adelante lo explicaré. 
Por otro lado tenemos a la gran Carrie Fisher interpretando a la princesa Leia que, aunque al principio parece el clásico personaje femenino destinada a ser salvada por su príncipe azul, termina revelándose como un personaje de gran complejidad y coraje capaz ella sola de ingeniárselas y en posteriores secuelas siendo ella la que rescata a los hombres.
Y no podemos olvidar a Han Solo interpretado por Harrison Ford. Es el personaje menos maniqueo ya que encarna a un contrabandista poco preocupado de líos políticos más allá de sus ganancias personales y capaz de asesinar casi a sangre fría. Y siempre está acompañado por Chewbacca, un wookie de aspecto ligeramente similar al de un yeti pero en marrón. 
Hay otros personajes como Obi Wan Kenobi, interpretado por Alec Guinness, muy importantes para el argumento o los droides R2-D2 y C3PO que se encargan de poner el punto de humor a las películas.

Y mejor que los buenos suelen ser lo malos. En este caso, solo un gran malo que es Darth Vader siempre acompañado de su característica banda sonora. 
En este personaje se aprecia la influencia japonesa del film ya que recuerda al de un shogun que en Japón estaba asociado a una especie de rango militar que gobernaban el país en nombre del Emperador. 
Un personaje del que podemos ver su extraordinario poder, capaz de matar sin tocar físicamente a la víctima y de prever acontecimientos. 


Y aquí entroncamos con el fondo de la ambientación de la saga. Me refiero a la doctrina, que podríamos calificar como filosofía, de la Fuerza: un campo de energía que nos rodea en todo momento creado por las cosas del universo y que determina el destino de las mismas. Por eso hay que matizar que no es la suerte la que quiere que los robots se dirijan al planeta de Luke sino ese ente que es la Fuerza y que rige al universo. 
En este sentido, los jedis de las películas tienen un gran conocimiento de la fuerza, la perciben, la sienten y eso les hace capaces de anticiparse a acontecimientos o emplear la telequinesis entre otras destrezas. 
Hay un trasfondo de filosofía zen en cuanto al control de las emociones, de la liberación del apego, de la paz exterior... El miedo es el principio de una serie de sentimientos que terminan llevando al odio y a lo que es el lado oscuro de la Fuerza que basa su aplicación en la pasión y sentimientos desbocados. 

Podría escribirse ríos de tinta acerca de esta teoría pero creo que lo mejor es que veáis la película y disfrutéis interpretándolas. Una de las cosas que hace a esta saga tan grande es el hecho por el cual siempre se captan mensajes o matices nuevos en cada visionado. 

Así pues, os recomiendo encarecidamente que le echéis un ojo a esta saga que tanto pega con la Navidad y mi consejo es que, si nunca las habéis visto, lo hagáis en el orden en el que fueron estrenadas ya sea con su calidad original o en las remasterizaciones que se han realizado.

Que la fuerza os acompañe. 


VALORACIÓN: OBRA MAESTRA