viernes, 24 de junio de 2016

GOODBYE EUROPE

Con un 72% de participación, el Reino Unido ha dicho adiós a la Unión Europea con un 51,9% de los votos; más de 1,3 millones de votos de ventaja al proyecto europeo. 


retrato de Churchil mirando a una televisión que informa del Brexit. Fuente: público
Los resultados han sido sorprendentes toda vez que los sondeos previos indicaban una ligera pero afianzada ventaja de la permanencia en la UE pero la realidad de los resultados ha vuelto a dar un varapalo a las empresas metroscópicas. 

Realmente, Gran Bretaña siempre ha sido un país con una relación individualizada muy especial con la Unión Europea. 
La principal política común de la Unión Europea es la monetaria. Gran Bretaña no quiso entrar en su día en la moneda común y siempre mantuvo sus propias políticas sin entrar en los vaivenes de la UE. 
Esa suerte de privilegios mantuvo a Gran Bretaña en la Unión Europea ya que existía una relación recíproca de interés económico. A la UE le interesaba mantener a la quinta potencia económica mundial en su mercado y a Gran Bretaña le interesaba mantener las relaciones comerciales con la UE. 
Matrimonio de conveniencia pero la realidad es que los británicos nunca se han sentido muy europeos, de hecho, ellos han mantenido su propia unión: la commonwealth, formada por hasta 53 países de los cinco continentes entre los que podemos nombrar Canadá, Australia, Reino Unido, Malasia, India o Pakistán entre otros.

Una de las cuestiones encima de la mesa, a partir de ahora, será el encaje del Reino Unido en el mercado común. Muchos partidarios del Brexit entienden que la salida de la Unión no significa renunciar al mercado común.
Es decir, que el cambio, a lo mejor, no es tan profundo como pueda parecer. El Reino Unido puede seguir dentro sin estarlo; vamos, como hasta ahora. 
A los británicos les puede interesar económicamente mantenerse en el mercado común pero no les interesa algunos aspectos que ello implicaría como la libre circulación de personas. 

Como he señalado, el matrimonio UE y Gran Bretaña siempre ha sido de conveniencia, pero de conveniencia sobre todo para GB ya que ellos siempre se han adherido a los aspectos que les ha interesado y han defenestrado lo que no les gustaba como renunciar a su fuerte moneda, la libra, en favor del euro.
De hecho, si GB hubiera seguido en la UE, las condiciones le hubieran sido tan favorables que apenas podríamos ya hablar de un país miembro. Se llegaron a acuerdos de restricciones en la libre circulación de personas, de limitaciones en prestaciones a inmigrantes europeos o el compromiso de que nunca se buscaría una unión más estrecha. 

Por lo tanto, esto se puede seguir articulando mediante acuerdos bilaterales o tratados estilo TTIP para mantener un cierto estatus económico. 

Economía, economía y economía. Hasta ahora solo hemos hablado de este aspecto, la campaña del brexit a nivel externo se ha hecho en clave económica.
Eso pone de manifiesto la realidad de la UE. La UE no es una unión política, es una mera unión de intereses económicos (aduaneros), desde sus inicios como Comunidad Europea, sin apenas articulación política y con una baja calidad democrática que se pone de manifiesto en cuestiones como las negociaciones secretas del TTIP que pueden poner en peligro los servicios públicos, las leyes de medio ambiente y nuestros derechos laborales entre otras cuestiones. 


Ojalá el futuro de la UE pase por una unión de pueblos, democrática y no solo de macro-economías. Una unión que mire por los ciudadanos y no por los intereses de las multinacionales. Ojalá esto les sirva a los dirigentes de la UE para darse cuenta del escaso sentimiento europeo despertado en los distintos países de la unión. Y Gran Bretaña puede no ser un caso aislado. No es casualidad que al abrigo de la crisis hayan surgido muchos grupos de euro-escépticos y en países como Francia (Frente Nacional), Alemania o Polonia entre otros.
La Europa que han construido nuestros dirigentes no ilusiona, no integra. No es una Europa solidaria sino una Europa de los recortes, del abandono a los refugiados, y de abandono incluso a sus propios miembros. Algún día tenía que empezar a estallar esto.

Si no saben leer esto, lo de Gran Bretaña solo será el principio del fin de la Unión. 

Respecto a Gran Bretaña, me queda la duda de qué pasará con algunas de sus naciones. ¿Qué ocurrirá con Escocia que ha votado mayoritariamente a favor de la continuidad? ¿Pueden volver los tambores independentistas con más fuerza que nunca? ¿Y Gibraltar con un 96% de votos a favor de la UE? ¿Recuperaremos por fin el peñón?
Pero lo más grave es lo que puede ocurrir con los europeos que están trabajando allí. Hay cientos de miles de españoles allí y los derechos de éstos no están nada claros. Y parece que los ciudadanos de la UE van a perder el derecho a ir a trabajar a Gran Bretaña. Todo esto dependerá de los acuerdos bilaterales que se alcancen a partir de ahora. 

Por último podríamos hablar de España. Partidos como Podemos han estado alertando de las consecuencias del Brexit aunque muy tímidamente y sin demasiada insistencia. 
Otros partidos ni han hablado de esta cuestión, otros han preferido centrar su campaña en Venezuela mientras la cuestión internacional que nos afectaba la teníamos bastante más cerca. Creo que deja en evidencia el populismo de los partidos tradicionales y de alguno nuevo que se presentaba como nueva política. También del interés que despiertan sus ciudadanos y los españoles en el extranjero. 
En el debate a cuatro no recuerdo ni un segundo dedicado al Brexit.
Así nos luce el pelo. 

Churchill nos dejó entre sus frases célebres ésta: "un optimista ve una oportunidad entre toda calamidad, un pésimista ve una calamidad en toda oportunidad" Vamos a ver todo esto como una oportunidad de construir una nueva Europa no de criterios económicos sino de criterios sociales. Una unión de personas, no de mercados y una unión democrática y no de tratados secretos.

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