viernes, 26 de febrero de 2016

BUTACA VACÍA: LA CORONA PARTIDA



La Corona Partida supone un auténtico desafío a la hora de plasmar una historia en el cine debido al enorme esfuerzo al que hay que hacer frente en cuestiones como el montaje de escenarios o el vestuario de los personajes. 
Estamos hablando de una superproducción española, lo cual ya es algo a reseñar y de lo que alegrarse.

La película enlaza el final de Isabel con el comienzo de la serie Carlos, Rey Emperador. Las tres producciones comparten actores, ambientación y época histórica. Aconsejo encarecidamente el visionado de ambas series ya que nos dan una visión espectacular para los sentidos del reinado de los Reyes Católicos y del Emperador Carlos V. 

Debido a esto, cabe señalar el error en la fecha de estreno de la película ya que se produce coincidiendo con la finalización de la serie del Emperador Carlos V. Lo ideal hubiera sido unir las dos series (Isabel y Carlos) mediante la emisión de esta película. 
A nivel argumental, no es que suponga un problema ya que, al tratarse de una película de género histórica, basta con contextualizarse un poco de la época para entender el marco argumental. Pero a nivel espectador, sí que resulta chocante para el que haya visto la serie dedicada al Emperador Carlos V y la serie de Isabel, el hecho de recuperar personajes y algunas líneas argumentales licenciosas que ya habían pasado tras el final de la primera serie.
En definitiva, lo que quiero expresar es que la película ha llegado tarde y eso no creo que la ayude a despegar en una cartelera en la que ahora mismo se citan competidores de diversa índole. 

En cuanto al contenido en sí, la película dirigida por Jordi Frades pone el foco argumental tras la muerte de Isabel de Castilla en 1504 y en la crisis política que se desencadena tras su muerte debido a la sucesión en una persona a la que se le consideraba incapaz (Juana de Castilla). 
La trama es narrada por el Cardenal Cisneros al infante Fernando de Habsburgo, hermano de Carlos V y llega hasta la muerte de Fernando de Aragón.

En este sentido, tenemos ante nosotros una historia excesivamente política que posee las mismas virtudes que las series en que se basa y adolece de los mismos defectos. 
Como virtudes más reseñables, debemos destacar la genial interpretación del reparto. En particular, Irene Escolar como Juana I, Rodolfo Sancho como Fernando de Aragón y Raúl Mérida como Felipe el Hermoso. En torno a estos tres personajes gira todo el argumento y el resto de personajes de la película. 
El trabajo de Irene Escolar como Juana I es, como en la serie de televisión, espectácular. Al margen de la propia interpretación en la que es difícil no sobreactuar debido al carácter del propio personaje, consigue transmitir la realidad de la interpretación histórica y visibilizar la distinción entre locura y depresión que es lo que nos transmite el propio personaje. 



Juana se erige en la gran protagonista como un personaje atormentado y castigado continuamente por su marido y padre (y posteriormente por su hijo). Una mujer enamorada y muy sentimental que puede que no estuviera preparada para gobernar en su época pero lejos de esa locura que le ha atribuido la historiografía tradicional. 

Otro de los puntos fuertes, como he señalado, es el trabajo en los decorados, vestuario, peinados...buscando la máxima fidelidad con la época y, seguramente, suponiendo el núcleo del presupuesto del film. 
No puedo obviar el magnifico tratamiento de la iluminación. Sin tenernos que contar nada, la película nos relata los momentos sombríos y de soledad en contraste con otros momentos más dichosos para los protagonistas. 
De la misma forma, se nos transmite la sobriedad (que no austeridad) de la propia corte castellana. Eso sí, es más fácil de recaer en la series de televisión donde podemos compararla con otras cortes. 

La fotografía es digna de reseñar mostrando un gusto exquisito que podemos ejemplificar en la reproducción de obras pictóricas (algo que ya hacían las series televisivas) como ésta del pintor Francisco Pradilla del siglo XIX





En lo relativo a los aspectos mejorables, se nos presenta una narración que no se detiene en ningún momento en la gran mayoría de la población sino que queda muy reducida a la historia de corte. Si algo hace muy bien series como Roma es coger personajes ficticios para enlazarnos la geopolítica con la vida cotidiana de la población. Eso, algunos, lo hemos echado de menos continuamente en las series y película que analizo. 

A esto podemos añadir el argumento un tanto academicista que puede echar a más de uno hacia atrás. 

Lo que sí hace muy bien es transmitirnos los vaivenes políticos del momento. La Corona Partida nos ayuda a romper con el estereotipo de la unidad de España a partir de los Reyes Católicos. Se trataba de una unidad dinástica que no tenía ningún tipo de componente nacionalista. 
Tanto en el título como en el propio argumento se pone de manifiesto la fragilidad de la unión de las Coronas de Castilla y Aragón y la forma en la que estuvo a punto de quebrarse. 

Como valoración general, creo que tenemos una obra magna del cine español. Cierto es que no podemos considerar una obra ficticia, que debe buscar el entretenimiento por encima de todo, como una fuente de aprendizaje histórico pero no me cabe duda de que el respeto de esta obra y de los propios actores por la historia es digno de reseñarse. 
Ojalá me equivoque, pero creo que, al igual que la serie Carlos, Rey Emperador, esta obra no tendrá la acogida que merece. 


VALORACIÓN: 4/5


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