La película que hoy recomiendo tiene como título original Dr. Strangelove, or How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb y en nuestro país se denominó: ¿Teléfono Rojo? Volamos hacia Moscú; creo que no caben muchos comentarios y que define perfectamente la mutación del título de muchas películas dañando seriamente la intención artística del director o productor de turno a la hora de bautizar un film.
El gran Stanley Kubrick (Espartaco; 2001: Una Odisea en el Espacio; La Chaqueta metálica...) es el director de esta película que parodia la guerra fría precisamente en un contexto de máxima tensión ya que el film es de 1963.
El argumento no tendría nada de novedoso si no fuera porque es tratado de una forma cómica y paródica. El general Jack Ripper ,interpretado magnificamente por Sterling Hayden (capitán McCluskey en el Padrino, se vuelve completamente loco y decide unilateralmente atacar la URSS como bombas atómicas lo que desencadenaría una contestación soviética en forma de un tipo de arma que destruiría la vida en el mundo.
Lo que en cualquier otro film se volvería una cuenta atrás agónica, aquí se trata con sentido del humor recurriendo a todo tipo de clichés y tópicos acerca de los fallos en la cadena de mando y de comunicación para evitar la mutua destrucción de la vida humana y animal en el mundo, lo que no deja de producir una sensación ciertamente inquietante en el espectador.
El argumento se centra en tres frentes: el primero ya citado que es el de la lucha personal del general por atacar la URSS.
El segundo aborda la diplomacia con mismo delirante resultado ya que trata de una reunión en el Pentágono del Estado Mayor con el Presidente de los Estados Unidos y el embajador ruso. Pone de manifiesto una cuestión real como el alcoholismo de algunos líderes rusos que de verdad existió. Todo con gran humor.
El presidente de los Estados Unidos y el Dr Strangelove, que dan título a la película, son interpretados por Peter Sellers. En el caso del Dr Strangelove, Kubrick plasma otra realidad histórica como fue la del reclutamiento de científicos nazis por parte de Estados Unidos al acabar la II Guerra Mundial sin importar las barbaridades que hubieran cometido. El personaje de Strangelove es impagable sobre todo en lo que a sus tics nazis se refiere.
El otro frente se desarrolla en el espacio aéreo ruso donde un solo bombardero americano ha conseguido burlar los radares y es el que mantiene en jaque a la humanidad.
Para concluir con mi análisis, estamos ante otro clásico de esos que uno tiene que ver sí o sí al menos una vez en su vida. Kubrick nos hace reir con la destrucción de la vida y la fragilidad de la teoría de la disuasión nuclear.
El trasfondo de denuncia está ahí aunque podría salir un poco más a relucir: las cantidades ingentes de dinero que se podrían emplear en políticas de desarrollo a nivel mundial y se destinan a la construcción de armas de destrucción masiva para amenazar al enemigo, lo cerca que estamos ante un apocalipsis y la capacidad de autodestruirnos. Llevar esto con tanto humor tiene un gran mérito y a ello hay que añadir que no es una película muy larga (90 minutos estándar).
Estamos ante otro clásico imperecedero que todo cinéfilo debe de contemplar.
VALORACIÓN: 4/5
Os dejo con la mejor escena y su mejor parodia.
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