Aquí tenemos al Alcalde de Brunete, desde Nixon no he visto a alguién sudar tanto. |
El último caso de corrupción revela la cultura democrática que tienen muchos de nuestros dirigentes en nuestro país.
Se trata del intento de compra del Alcalde de Brunete (Madrid), Borja López, a una concejal de UPyD, necesaria para la mayoría absoluta.
En este caso tenemos unas grabaciones que ha aportado la
misma edil de UPyD en el que el Alcalde ofrece a la concejal enchufes para ella
o su hija.
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Hoy han aparecido unas grabaciones en las que una cabo de la policía hacía de mediadora en estas negociaciones.
Es la cultura de los municipios. Este país ha tenido una
tradición caciquil de gran magnitud.
Desde el siglo XIX ya se erigían, en un contexto
supuestamente democrático, una serie de personajes en los pueblos que mandaban
como señores feudales. No importa que estén o no en las instituciones; ellos
controlan, hacen y deshacen a su antojo como si el municipio fuese su cortijo
particular.
Pues bien, hoy en el siglo XXI, no han terminado de cambiar mucho las cosas.
Siguen existiendo estos personajes en los municipios y en las diputaciones (los
Fabra en Castellón) que incluso se permiten el lujo de nombrar herederos; todo
como en un cortijo, en una finca particular…
Ya os podéis imaginar sus métodos que pueden ser más o menos violentos: paternalismo (enchufes, crear climas de dependencia), sobornos, extorsión (no sabes quién soy yo y tengo poder para hundirte)...
Volvamos a este caso, al Alcalde lo han pillado (eso es
evidente y lo ve cualquiera) pero se
niega a dimitir.
El Alcalde pensará que no ha hecho nada malo, que el sillón
es suyo y no tiene que dimitir y eso es lo más preocupante.
Es lo más preocupante porque da que pensar que todo esto son
prácticas habituales y no quedan mal vistas ni se les da importancia.
España sigue siendo un país de caciques, de corruptos. Luego
dirán que el término casta es
populista y tendencioso, pero es que está es la casta que roba, extorsiona,
soborna… y cuando los pillan salen impunes y se agarran al sillón porque, en el
fondo, ni siquiera se avergüenzan ni piensan que hayan hecho nada malo. Aquí me
agarro a mi sillón y pienso seguir trincando todo lo que pueda que para eso me
han votado.
No quiero acabar sin resaltar, por lo menos, la actitud de
la concejal de UPyD. Ha tardado dos años en denunciar esto. Ella alega miedo,
yo pienso que hay que investigar la actitud de esta concejal a lo largo de
estos dos años para comprobar si, efectivamente, tenía algo que temer o, si por
el contrario, se dejó querer por el concejal.
Por último hay que remarcar la manera en la que el PP de
Madrid y Esperanza Aguirre, su Presidenta, han tratado esto. Han pasado un par
de semanas y no han forzado al Alcalde a marcharse ni le han dado de baja en el
Partido. Si se condenase la corrupción con el mismo fervor en que se asocia a
Podemos con ETA, no tendría el PP tantos individuos como éste.
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