El conflicto palestino-israelí no cesa. Son ya más de 60 años de
muertes, refugiados, exiliados…
En este conflicto hay responsabilidad de todos: el estado
Palestino, el estado judío de Israel y la Comunidad Internacional que encabeza
la UE y EE.UU.
Muchos responsables y muchas víctimas.
El conflicto viene por la soberanía sobre la dichosa Franja
de Gaza y Cisjordania, por Jerusalén y otros territorios menores y por la
suerte de los distintos grupos de refugiados.
No podemos negar el sufrimiento histórico del pueblo judío.
Las persecuciones vienen de muchos siglos atrás y llegan hasta el ascenso del
nazismo a Alemania y su dominio en los 2-3 primeros años de la II Guerra
Mundial.
En ese contexto la presión de los judíos a potencias como
Gran Bretaña arreciaron y se decidió la creación de un estado judío en
Palestina dividiéndose en dos estados en 1947: uno árabe y otro judío y en 1948
se hizo efectivo la creación de Israel.
Todo esto en un contexto dramático en el que los judíos
tuvieron que emigrar en masa a estos territorios.
A partir de ahí comienzan los conflictos y hubo una guerra
que se extendió hasta 1949 de la que Israel salió muy bien parada ocupando
buena parte de Palestina.
Aquí es cuando Israel empieza a tomar métodos que antaño se
les aplicaba a ellos: el terror. Terroristas judíos asesinaban a poblaciones
enteras de aldeas promoviendo el terror y el odio que nos lleva hasta nuestros
días.
Los bandos se terminan radicalizando moviendo el odio de las
poblaciones y se dice aquello de “borrar a Israel del mapa”.
No quiero extenderme en las distintas guerras y sus causas
(muy relacionadas con el omnipresente petróleo).
La cuestión es que están sufriendo los civiles tanto las
acciones terroristas de Hamas como el genocidio israelí que toma represalias
contra el conjunto poblacional de la Franja de Gaza y Cisjordania que limitan
con Israel.
La Comunidad Internacional muestra un seguidismo y
condescendencia con Israel.
En Estados Unidos funciona muy bien un lobby judío que
propicia las políticas de la Casa Blanca.
Para que nos hagamos una idea. Hay unos 14-16 millones de
judíos en el mundo de una población de 7000 millones.
Casi la mitad (6-7) viven en Estados Unidos sobre una
población de unos 320 millones.
Su influencia en política es increíblemente desproporcionada
a su número. Pues este lobby influye y financia en especial al Partido
Demócrata que se ve obligado a tenerlo muy en cuenta.
De esta manera la política del país más decisivo queda
totalmente supeditada.
No pretendo buscar un culpable; este conflicto me parece que
saca lo peor de la raza humana y lo peor de la religión que se emplea como un
instrumento para justificar masacres y para fomentar el odio a través de un
integrismo radical.
Pero ello no implica que cierre los ojos y no vea que Israel
está cometiendo un auténtico genocidio. Y tengo que criticar las distintas
campañas de victimismo que hacen a través del cine o la historia. Lo del
nazismo fue algo que no debe repetirse nunca, fue un asesinato de un pueblo
pero ello no puede justificar que Israel bombardee escuelas y hospitales.
Tampoco puedo cerrar los ojos ante el integrismo islámico
que ha fabricado odio en su población para seguir nutriendo sus fuerzas.
Todo para que al final entremos en una espiral de muerte de
la que parece nunca saldrá la humanidad.
La solución tiene que pasar por el reconocimiento mutuo al derecho a la vida y el fin de ataque a civiles en especial a los niños, víctimas de toda esta locura y a los que se les inculca el odio. Tiene que acabar este círculo vicioso y las potencias occidentales deben de actuar algún día.
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