lunes, 2 de febrero de 2015

31E: LA MARCHA DEL CAMBIO


El pasado sábado 31 de enero unas doscientas mil personas acudieron a Madrid desde todos los rincones de España para secundar la manifestación de Podemos en la que se pretendía simbolizar el cambio que viene en un año en el que viviremos cuatro procesos electorales (municipales y autonómicas; Andalucía; Cataluña y nacionales).

Se trataba de una marcha en la que el principal objetivo era mostrar el poder de convocatoria del partido; no había reclamaciones. Fue toda una demostración de fuerza. Al margen de que el objetivo pueda ser muy cuestionable, lo que no es cuestionable es el éxito que supuso esta marcha y la ilusión que despierta Podemos como motor de cambio sigue bastante intacta a pesar de los cambios en el partido y de las últimas informaciones que cuestionan a algunos de sus líderes.



La marcha fue de unos dos kilómetros. Se salía de Cibeles y la meta estaba en la Puerta del Sol donde se habilitó un escenario para que varios miembros de Podemos dieran un discurso que caló muy hondo en los asistentes. Pablo Iglesias quiso adoptar un tono en su discurso que buscaba rememorar los discursos de Martin Luther King.



La marcha fue una fiesta y un baño de masas para los líderes de la formación.
Unos trescientos autobuses salieron de todos los rincones de España para abarrotar el recorrido de la marcha.

En los días previos, desde el Partido Popular, se había comparado está marcha con la Marcha sobre Roma que protagonizaron los fascistas italianos en octubre de 1922 y que marcó el fin del sistema democrático en Italia.

De nuevo la derecha española se empecina en demonizar todo lo que no les representa. Siempre hacen la comparación con el Fascismo. Esto es para estudiarlo. Puede tratarse de una forma de desmarcarse de ese fascismo que no les queda demasiado lejos en algunos aspectos. En mi opinión, esto representa lo contrario. Sienten que las ideas fascistas envuelven a veces su piel y tienen la necesidad de escupirlas hacia su rival político.

Pero en cualquier caso, no consiguen más que el efecto contrario al buscado y solo consiguen que más gente acuda a estos actos.



Podemos afronta un año tremendamente exigente con esos cuatro procesos electorales. Han demostrado dominar la calle con una manifestación sin reclamaciones y con un eslogan muy viejo.
Ahora llega el momento de conquistar las urnas, de demostrar que sus propuestas son factibles y que no tienen nada que ver con esa casta que tanto se denuncia.

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