martes, 28 de junio de 2016

EL VIRUS SONDEO ATACA DE NUEVO


Resaca de las elecciones y la vida sigue igual. El PP ha vuelto a ganar unas elecciones en España y no ha habido sorpasso de ningún tipo más allá del que nos ha dado Italia en la Eurocopa. 

Unas elecciones que se presentaban con altas expectativas para los partidos del bloque de la izquierda con una fuerte subida de Unidos Podemos que prometía acabar con los efectos de la ley del señor D´Hont que castiga a las pequeñas formaciones por su dispersión en el voto. 

La realidad es que ni se sumó en votos ni se consiguió multiplicar los escaños, por lo que Podemos e IU se han quedado con los mismos 71 diputados con los que partían y con 1,2 millones de votos menos. 
Gente que no se ha visto identificada con la confluencia y a la que tampoco ha ilusionado la perspectiva de hacer el "esfuerzo" de acudir por segunda vez a las urnas en seis meses.



Ninguno de los sondeos, que anunciaban a bombo y platillo la posibilidad de que Unidos Podemos sobrepasara al PSOE e incluso le discutiera al PP el primer puesto, acertó
Habrá que plantearse la cuestión de las encuestas ya que, últimamente, no dan una y solo sirven para confundir a la población y generar expectativas falsas.


resultados del 26J

Pero la verdadera sangría de votos la han sufrido PSOE y Ciudadanos. El primero se ha dejado otros cinco diputados mientras que el partido naranja ha perdido ocho quedándose en 32. Empieza a parecerse a UCD pero sin haber llegado a tener un despegue siquiera antes de su caída. 



La participación ha sido fundamental en estos resultados. Se ha producido un descenso de unos cuatro puntos. A priori, cualquiera podría haber firmado esta participación en unos comicios repetidos pero, según parece, solo ha bajado la participación de los partidos emergentes mientras que la militancia del PP ha acudido en procesión a votar fustigados por el látigo de la doctrina del miedo. 

Partidos como Ciudadanos o el propio PP han empleado el miedo como estrategia electoral para movilizar a su electorado. El PP lo ha hecho muy bien porque ha transmitido ese mensaje apocalíptico combinado con su llamamiento al "voto útil" por lo que, con su viaje a Venezuela, Albert Rivera comenzó a cavar su propia tumba. 




En cuanto al PSOE, parece ser que están satisfechos con empeorar su peor resultado de toda su historia. Enfocó la campaña en atacar a Podemos mientras los primeros le tendían la mano; decisión estratégica la de Podemos para aislar a su contendiente y retratarlo de cara a su electorado. El PSOE se equivocó ya que no planteó una campaña de propuestas y de generar ilusión sino de, únicamente, culpabilizar a Podemos de no adherirse a un pacto que no suprimía la LOMCE, la ley mordaza y la reforma laboral. 



Los resultados siendo muy malos parecen dejarles satisfechos con mantener el segundo puesto. Y eso que han sufrido el sorpasso del PP en Andalucía lo que supone un fracaso personal de Susana Díaz y un rechazo a su ambición desmedida y ninguneo al propio líder del PSOE. 
Aun así se han mantenido por el clientelismo político de algunos territorios y el caciquismo en zonas rurales de este país. 

La corrupción merece una reflexión aparte. Resulta una obviedad señalar que en España no solo no se ha castigado la corrupción sino que incluso se ha premiado al partido más corrupto de este país. Un partido imputado, con la obligación de depositar una fianza para no ser embargado, que destruye pruebas y con un ministro de interior que emplea las instituciones para perseguir a sus rivales políticos cual Richard Nixon no ha visto afectado su target de votantes, todo lo contrario. De hecho, ha dado la impresión de que con un par de escándalos más hubieran conseguido la mayoría absoluta. 




Ahora se abre un escenario de pactos como el que ya vimos tras el 20D. Parece claro que el PP lo tiene más sencillo para formar gobierno y ya hay fórmulas que suman con el PNV. Incluso parece que el PSOE pudiera facilitar el gobierno de Rajoy. 
Una opción sería la reedición del pacto PSOE-Ciudadanos, ahora sí apoyado por Podemos ante la perspectiva de otro gobierno del PP. Hay que decir que los electores de PSOE y Ciudadanos han manifestado en las urnas que ese pacto no ha sido de su agrado.
Una tercera opción sería el pacto del PSOE con Podemos (solo suman cinco escaños menos) con el apoyo de partidos nacionalistas a cambio solamente de evitar a Rajoy en el poder. Esta última opción es fantasiosa toda vez que a los partidos nacionalistas los alimentan de votos el Partido Popular.


celebración del PP
En cualquier caso, debemos de plantearnos qué ha sucedido para que en nuestro país no se castigue la corrupción. Desde la educación hasta los medios de comunicación han contribuido a amoldar a la población en una serie de valores centrados en el egoísmo, la competitividad, el individualismo y la insolidaridad. Sobre esa base, una campaña en el miedo ha funcionado muy bien. El más vale malo conocido....
¿Os acordáis de cuándo no comprendíamos por qué los italianos seguían votando a Berlusconi?


"En España el mérito no se premia. Se premia el robar y el ser sinvergüenza. En España se premia todo lo malo"

"Luces de Bohemia"; Ramón del Valle-Inclán (1869-1936)

viernes, 24 de junio de 2016

GOODBYE EUROPE

Con un 72% de participación, el Reino Unido ha dicho adiós a la Unión Europea con un 51,9% de los votos; más de 1,3 millones de votos de ventaja al proyecto europeo. 


retrato de Churchil mirando a una televisión que informa del Brexit. Fuente: público
Los resultados han sido sorprendentes toda vez que los sondeos previos indicaban una ligera pero afianzada ventaja de la permanencia en la UE pero la realidad de los resultados ha vuelto a dar un varapalo a las empresas metroscópicas. 

Realmente, Gran Bretaña siempre ha sido un país con una relación individualizada muy especial con la Unión Europea. 
La principal política común de la Unión Europea es la monetaria. Gran Bretaña no quiso entrar en su día en la moneda común y siempre mantuvo sus propias políticas sin entrar en los vaivenes de la UE. 
Esa suerte de privilegios mantuvo a Gran Bretaña en la Unión Europea ya que existía una relación recíproca de interés económico. A la UE le interesaba mantener a la quinta potencia económica mundial en su mercado y a Gran Bretaña le interesaba mantener las relaciones comerciales con la UE. 
Matrimonio de conveniencia pero la realidad es que los británicos nunca se han sentido muy europeos, de hecho, ellos han mantenido su propia unión: la commonwealth, formada por hasta 53 países de los cinco continentes entre los que podemos nombrar Canadá, Australia, Reino Unido, Malasia, India o Pakistán entre otros.

Una de las cuestiones encima de la mesa, a partir de ahora, será el encaje del Reino Unido en el mercado común. Muchos partidarios del Brexit entienden que la salida de la Unión no significa renunciar al mercado común.
Es decir, que el cambio, a lo mejor, no es tan profundo como pueda parecer. El Reino Unido puede seguir dentro sin estarlo; vamos, como hasta ahora. 
A los británicos les puede interesar económicamente mantenerse en el mercado común pero no les interesa algunos aspectos que ello implicaría como la libre circulación de personas. 

Como he señalado, el matrimonio UE y Gran Bretaña siempre ha sido de conveniencia, pero de conveniencia sobre todo para GB ya que ellos siempre se han adherido a los aspectos que les ha interesado y han defenestrado lo que no les gustaba como renunciar a su fuerte moneda, la libra, en favor del euro.
De hecho, si GB hubiera seguido en la UE, las condiciones le hubieran sido tan favorables que apenas podríamos ya hablar de un país miembro. Se llegaron a acuerdos de restricciones en la libre circulación de personas, de limitaciones en prestaciones a inmigrantes europeos o el compromiso de que nunca se buscaría una unión más estrecha. 

Por lo tanto, esto se puede seguir articulando mediante acuerdos bilaterales o tratados estilo TTIP para mantener un cierto estatus económico. 

Economía, economía y economía. Hasta ahora solo hemos hablado de este aspecto, la campaña del brexit a nivel externo se ha hecho en clave económica.
Eso pone de manifiesto la realidad de la UE. La UE no es una unión política, es una mera unión de intereses económicos (aduaneros), desde sus inicios como Comunidad Europea, sin apenas articulación política y con una baja calidad democrática que se pone de manifiesto en cuestiones como las negociaciones secretas del TTIP que pueden poner en peligro los servicios públicos, las leyes de medio ambiente y nuestros derechos laborales entre otras cuestiones. 


Ojalá el futuro de la UE pase por una unión de pueblos, democrática y no solo de macro-economías. Una unión que mire por los ciudadanos y no por los intereses de las multinacionales. Ojalá esto les sirva a los dirigentes de la UE para darse cuenta del escaso sentimiento europeo despertado en los distintos países de la unión. Y Gran Bretaña puede no ser un caso aislado. No es casualidad que al abrigo de la crisis hayan surgido muchos grupos de euro-escépticos y en países como Francia (Frente Nacional), Alemania o Polonia entre otros.
La Europa que han construido nuestros dirigentes no ilusiona, no integra. No es una Europa solidaria sino una Europa de los recortes, del abandono a los refugiados, y de abandono incluso a sus propios miembros. Algún día tenía que empezar a estallar esto.

Si no saben leer esto, lo de Gran Bretaña solo será el principio del fin de la Unión. 

Respecto a Gran Bretaña, me queda la duda de qué pasará con algunas de sus naciones. ¿Qué ocurrirá con Escocia que ha votado mayoritariamente a favor de la continuidad? ¿Pueden volver los tambores independentistas con más fuerza que nunca? ¿Y Gibraltar con un 96% de votos a favor de la UE? ¿Recuperaremos por fin el peñón?
Pero lo más grave es lo que puede ocurrir con los europeos que están trabajando allí. Hay cientos de miles de españoles allí y los derechos de éstos no están nada claros. Y parece que los ciudadanos de la UE van a perder el derecho a ir a trabajar a Gran Bretaña. Todo esto dependerá de los acuerdos bilaterales que se alcancen a partir de ahora. 

Por último podríamos hablar de España. Partidos como Podemos han estado alertando de las consecuencias del Brexit aunque muy tímidamente y sin demasiada insistencia. 
Otros partidos ni han hablado de esta cuestión, otros han preferido centrar su campaña en Venezuela mientras la cuestión internacional que nos afectaba la teníamos bastante más cerca. Creo que deja en evidencia el populismo de los partidos tradicionales y de alguno nuevo que se presentaba como nueva política. También del interés que despiertan sus ciudadanos y los españoles en el extranjero. 
En el debate a cuatro no recuerdo ni un segundo dedicado al Brexit.
Así nos luce el pelo. 

Churchill nos dejó entre sus frases célebres ésta: "un optimista ve una oportunidad entre toda calamidad, un pésimista ve una calamidad en toda oportunidad" Vamos a ver todo esto como una oportunidad de construir una nueva Europa no de criterios económicos sino de criterios sociales. Una unión de personas, no de mercados y una unión democrática y no de tratados secretos.

jueves, 9 de junio de 2016

26J O COMO VENDER LA MISMA MOTO CON DISTINTO COLOR

El próximo día 26 de junio en pleno verano y con mucha gente en la playa se celebrarán unas nuevas elecciones en España (y van...).

En esta pre-campaña ya podemos comprobar los temas que van a ocupar la campaña electoral. 

Uno de los temas centrales es la construcción del relato de los culpables de que haya elecciones. 
Ya, desde las negociaciones, creo que asistimos a un paripé de los partidos políticos por hacer ver a la población que todos estaban abiertos a ceder en sus pretensiones y programas con tal de alcanzar un acuerdo de gobierno con fuerzas distintas. 

Así, el PP se mostró abierto a la negociación cuando en realidad no negociaba con nadie y cuando nunca estuvo dispuesto a renunciar a la presidencia ni a su presidente. 

Ciudadanos cambió de la noche a la mañana su discurso de campaña para ofrecerse como el garante de la estabilidad y como el mediador para un pacto de gran coalición en el que el partido de Rivera no servía para nada ya que, en caso de pacto entre PP y PSOE, la formación naranja era completamente innecesaria numéricamente para alcanzar la mayoría absoluta. Muy pronto abandonaron sus "prejuicios" sobre la corrupción y el bipartidismo pero arrastraron al PSOE a un pacto reaccionario que nunca seguiría la izquierda de la cámara y menos aun los nacionalismos. 

Podemos dejó claro desde el inicio sus preferencias. Claramente se desentendieron de pactos de grandes coaliciones y se ofrecieron al PSOE. Cierto es que el mensaje no se transmitió de forma brillante ya que se dio pie a pensar que lo más importante eran los puestos en el gobierno a las políticas. 

El PSOE puede ser considerado, junto con el PP, el gran culpable. Su empecinamiento de pactar con Rivera y en gobernar solos un país sin haber sido la fuerza más votada y con apenas 90 diputados sería inexplicable si no sospecháramos de las presiones recibidas por los poderes en la sombra. El pacto con Ciudadanos no servía para derogar las políticas revolucionario-conservadoras del Partido Popular: reforma laboral, LOMCE, ley mordaza...
Pero lo más incomprensible fue la idea que transmitieron de que un pacto con Podemos no sumaba. El acuerdo con Ciudadanos sumaba 130 diputados y con Podemos obtenían 161. ¿Nos hemos perdido alguna clase de matemáticas? 
El PSOE lo tenía bastante más fácil de lo que parecía. Una vez fracasado el acuerdo con Ciudadanos, lo debería haber intentado con Podemos y, de esta manera, podían haber lanzado el discurso de que han intentado formar gobierno de todas las formas posibles y que la causa del fracaso era la intransigencia del resto de partidos. 
Ahora no es de extrañar la desazón en muchos votantes socialistas que no dan crédito a la derechización del partido tan acentuada desde los últimos tiempos y tan promovida desde Andalucía. 




En cualquier caso, estas elecciones se presentan como un déjà vú en muchos aspectos como la repetición de programas y listas electorales. A partidos como a Podemos les ha convenido promulgar la idea de "repetición de elecciones" para no tener que organizar unas incómodas primarias internas que podían arrojar problemáticas internas o resultados inciertos. En Ciudadanos más de lo mismo. 

La realidad es que hay cambios bastante profundos. Uno de ellos es la confluencia de Podemos junto a Izquierda Unida que puede ayudar a paliar el efecto de la Ley D´Hont. Nos referimos a la ley electoral que castiga a formaciones como Izquierda Unida a ver como, por ejemplo, los votos obtenidos fuera de Madrid van casi literalmente a la basura por no alcanzar los mínimos para la obtención de diputados. 

Pero el cambio más notorio en el discurso es el hecho de que ahora todos van a pactar con todos. En las anteriores elecciones molaba decir que el objetivo era la mayoría absoluta (sabiéndolo imposible). Ahora, sin gobierno, lo que está de moda es mostrar una actitud abierta a probar nuevos "sabores políticos". 

Otro cambio es la irrupción exagerada de Venezuela en la campaña. Parece ser que a algunos políticos les preocupa mucho el cumplimiento de los derechos humanos y de las normas democráticas en algunos países solamente. Ya no se habla de refugiados, no se habla de Arabia Saudí ni de Marruecos ni de otros países en los que los derechos humanos brillan por su ausencia. 
La instrumentalización de Venezuela resulta insultante para mucha gente. Se destacan problemas de los que no está exenta España: aquí hay gente que no tiene con que llenar sus neveras, hay desahucios, existe una ley mordaza... 
No estoy diciendo que España sea como Venezuela, solo que España tiene problemas de suficiente entidad que algunas formaciones no quieren tocas bien por falta de propuestas o porque consideran que sus propuestas no van a resultar del agrado de las personas. 
Resulta más fácil hacer la campaña desde Venezuela con el fin de difamar a algunas formaciones que ya han mostrado su distanciamiento con aquél gobierno antes que hablar de soluciones para los problemas de la gente en España.




Lo que no cambia es la corrupción, especialmente en el PP. Hemos visto como día tras día salen casos de corrupción (lo último eran los papeles de Panamá con Soria o Cañete implicados) que afectan a dirigentes del partido conservador y como las encuestas no castigan a los populares. A veces da la sensación de que Rajoy podría irrumpir en una plaza pública con una metralleta masacrando personas y no bajaría su porcentaje de voto. 
Esto me lleva a abrir una pequeña reflexión acerca del voto cautivo y de la poca madurez democrática para no castigar con contundencia la corrupción que es un ataque a la democracia y una traición a tu patria por no cumplir las obligaciones fiscales.  
Parece que nos tragamos la corrupción como algo cotidiano, algo impensable en países europeos de nuestro entorno. Un partido como el PP, que está imputado como organización, no tendría nada que hacer en unas elecciones en países como Alemania. 
Y creo que no hay excusa, hay suficientes alternativas en la derecha (VOX, Ciudadanos) como para plantearse un cambio en el voto. Votar al PP es votar a Vito Corleone esperando que vaya a acabar con la mafia. Y esto reconociendo que los otros partidos pueden tener sus problemas y contradicciones pero, en ningún caso, al nivel del PP. El único caso comparable es el del PSOE andaluz que tampoco resulta castigado en las urnas. 

En definitiva, se nos presenta una campaña todavía más polarizada que creo que no será positiva para incentivar el voto de un pueblo hastiado de vieja política y que ve como sus problemas pasan a un segundo plano por parte de los políticos. 
Ya lo hemos visto en el último debate de los candidatos de Podemos y Ciudadanos en el que el tono fue muy visceral, en algunos casos rayando el insulto.

Veremos que dictan las urnas el 26J y si este país puede aspirar a vivir en la pluralidad política como algo que fortalece a la democracia y no que la penaliza.