ACTUALIZADO: Puedes ver el debate íntegro pinchando en este enlace.
ACTUALIZADO: !Ya tenemos datos de audiencia del debate¡ No han defraudado. Lo más visto del año con 9,2 millones de espectadores y un 48% de share que vienen a confirmar el interés por la política de la ciudadanía y sus deseos de debates abiertos y sin corsés.
Se acabó el debate y es tiempo de balances.
Una primera lectura es la importancia en la celebración de estos debates y en que esto no debe tener vuelta atrás.
También esperemos que sea la última vez que un candidato no se atreve a debatir junto al resto de candidatos. Este hecho demuestra que nuestra democracia no está madura aún; a pesar de los avances fruto de esta crisis que despertó muchas conciencias y del 15M, producto de dicha crisis y que ha contribuido a llevar el interés por la política a muchos hogares en los que se percibía como algo alejado de las personas cuando nos afecta tanto en nuestra vida diaria y que, en mi opinión, inunda todos los aspectos de la vida de las personas.
Lo primero reseñable, como ya he señalado, es la ausencia del candidato del Partido Popular, Mariano Rajoy. Esto ya ocurrío hace siete días en el debate que organizó ElPaís. La diferencia aquí, es que la cadena de televisión se ha plegado a las exigencias del Partido Popular y ha tenido que "tragar" con la designación de Soraya Sáenz de Santamaría.
Es una forma de ir y no ir. Han debido estimar que la presencia de Rajoy podía hacer peligrar muchos votos, esto dice por si sólo la fe que le tienen a su candidato, y han estimado mejor dejar al candidato para comentar el fútbol o acudir a entrevistas del corte de la que mantuvo con Bertín Osborne. Por mucho que intenten argumentar que son un equipo no cuela, se confirma como lo viejo y el principal enemigo del cambio en el fondo y en las formas de la política nacional.
Unos no quieren ir y a otros no les invitan... (IU y UPyD).
Sobre el debate, hay que mencionar que se ha tratado de un debate bastante ágil, menos encorsetado de lo acostumbrado y de guante blanco. Sí, no ha habido grandes momentos de enfrentamientos más allá de la corrupción donde se ha percibido un tanto de tensión.
Otra de las cuestiones es que no me ha parecido que ninguno de los cuatro candidatos transmitiera excesiva frescura salvo momentos ciertamente brillantes de Pablo Iglesias como la intervención final que va a quedar para el recuerdo.
Ha faltado un poco de frescura porque me da la sensación de que todos los partidos llevan un año en campaña. La irrupción de la nueva política en sus dos extremos, Podemos y Ciudadanos, ha forzado a todos los partidos a adelantar propuestas, discursos y coletillas que llevan tiempo repitiéndose.
Del debate podemos destacar el bloque de corrupción que ha propiciado momentos intensos. Es una de las principales causas de la ausencia de Mariano Rajoy. Con Soraya han alejado y mitigado un pelín los tiros y han frenado ligeramente el golpe pero es el principal talón de Aquiles de un partido que ha hecho barbaridades a sus ciudadanos. Podemos ha vuelto a sacar el tema de las puertas giratorias tan mal resuelto por los dos grandes partidos.
También podemos destacar el tema de Cataluña donde existe un gran acuerdo entre los tres partidos de centro (PSOE, PP y C´s) y dónde solo Podemos propone una medida tan democrática como una consulta popular que ahora mismo todos los partidos temen por un hipotético resultado contrario que, yo pienso, quedaría muy mitigado por la posible consulta del referéndum.
Otras medidas de regeneración que se han propuesto es el cambio en el sistema electoral: Podemos por un sistema más representativo y Ciudadanos por las listas abiertas mientras que los "viejos" se ponen a la defensiva y buscan resguardarse en una ley D´Hont que les ha beneficiado históricamente (y también a los nacionalismos periféricos).
Otro de los temas estrella ha sido la situación por el terrorismo internacional donde solo Pablo Iglesias se ha comprometido a no entrar en intervenciones militares. Son cuestiones, ésta y la de Cataluña donde la posición de Podemos no le va a dar votos, sino lo contrario pero se defiende una postura coherente con su ideología.
Tampoco deberíamos de otro tema estrella como son las pensiones en los que ha quedado palpable que tenemos un gran problema en este país con este asunto. La hucha de las pensiones ha decrecido la mitad en menos de un luestro con el PP y urgen soluciones para estos asuntos. Dejar exentos de cotizar los primeros 500 euros como propone el PP no parece ser la solución a este gran problema que tendrá que buscar solución en un aumento de la natalidad y del empleo juvenil al mismo tiempo que una moderación a la baja en la edad de jubilación como propone Podemos y que podría estimular la bajada del desempleo.
Albert Rivera y Pedro Sánchez han estado bastante flojos para las expectativas que había depositadas en ellos. El primero, visiblemente nervioso, no ha encontrado el tempo en ningún momento y se ha movido con el san benito de ser posible bisagra del PP. El segundo, muy anodino y falto de transmitir emociones ni con propuestas rompedoras. Da la sensación de que es lo de siempre en el PSOE y ni el mismo cree que va a convencer a la gente de que el PSOE es un partido de izquierdas.
Pablo Iglesias ha estado muy bien y casi todos los medios coinciden en darle vencedor del debate, incluso en algunas páginas muy poco sospechosas de ser marxistas-leninistas.
El minuto final de Pablo Iglesias ha marcado las diferencias con el añadido de que, además, ha supuesto el cierre al debate y un broche de oro a su actuación que no ha estado exenta de algunos altibajos (como la referencia al Estatuto de Andalucía como un proceso de independencia).
Tenemos que quedarnos con la importancia de que se celebren estos debates y de la grandes cantidades de audiencia que mueven. La crisis, es cierto que fue una oportunidad para deslavazar el Estado del Bienestar y para acabar con derechos que tardaron décadas en conquistarse, pero también supuso una oportunidad para que muchas personas tomaran conciencia de la importancia de una vida activa y participativa en la política (de ahí algunas medidas represivas de la oligarquía dirigente).
Por lo tanto, el 20D es una fecha clave para revertir muchos de estos atropellos y gritar muy alto que la ciudadanía quiere un tiempo nuevo, de política más enfocada a la calle, más transparente y participativa y en la que un presidente no se pueda negar a un debate. Eso, por supuesto, está por encima de Podemos o Ciudadanos pero puede empezar por ahí el cambio. Y, por supuesto, no quedarnos en dejar una papeleta en una urna sino en activarnos durante cuatro años. Nadie dijo que fuera a ser más fácil ni más cómodo...
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