martes, 22 de diciembre de 2015

LA NOCHE DEL SÍ, PERO NO




Así es como titulo lo que fue una jornada electoral en la que no ganó nadie y tampoco perdió nadie. España decidía entre lo viejo y lo nuevo y...parece que, al final, no nos decidimos.

Parece como los típicos triángulos amorosos de las películas de Hollywood en los que un chico/a está entre dos chicas/os y no se decide porque le gustan ambas personas y en el fondo le gustaría tener a ambas. Pues eso nos pasa, nadamos y queremos guardar la ropa. 

fuente: elpaís.com


Por supuesto, a estas alturas ya hemos asistido a una alta variedad de análisis de la cuestión.
Intentaré no repetir en exceso las ideas que se han ido vertiendo a través de los distintos medios y de las asociaciones nacionales de opinión. Algunas de gran prestigio, como la Asociación Nacional de Cuñados (como dirían por twitter).

Una de las principales cuestiones que se dirimía era la del fin del bipartidismo. Y estamos de nuevo con el sí pero no.
Por una parte, con los resultados actuales vemos que hay 4 fuerzas con opciones reales (aunque Ciudadanos se ha descolgado un poco) de gobernar este país algún día y eso no es moco de pavo. Parecía impensable hace un año y medio esta situación pero hoy podemos decir sin miedo a equivocarnos que tarde o temprano gobernará este país un partido que no sea ni PP ni PSOE.
Por otra parte, a pesar del tortazo, PP y PSOE siguen teniendo el 50% de los votos de este país y pueden conformar un gobierno entre ellos. Es decir, desde las elecciones europeas no ha retrocedido el bipartidismo. Está muy claro que los poderes económicos han hecho su trabajo a través de diversas campañas mediáticas y sociales y han conseguido diluir el efecto de las formaciones emergentes como Podemos. 

Ahora bien, es muy complicado esperar que los cambios se produzcan de la noche a la mañana ni de un año para otro. Este país lleva comiendo casi cuarenta años lo mismo y no podemos esperar que esto pueda variar de golpe. 
En mi opinión, Ciudadanos no solo no representaba la posibilidad de un cambio real sino que se trataba de una reacción de la oligarquía financiera para frenar las altísimas expectativas de Podemos. Dejo que lo diga el presidente del Banco Sabadell: 


No podemos obviar una serie de cuestiones sociales como las redes clientelares que los grandes partidos han ido tejiendo a lo largo de estos últimos treinta años. Especialmente acentuadas en comunidades como Andalucía, imposibilitan, socialmente, un cambio de forma inmediata. Y aun así vemos como el bipartidismo retrocede, aunque menos.
En las zonas urbanas se cumple la tradición y demuestran mayor aperturismo. Ahí tenemos la provincia de Barcelona que ha dado el triunfo a En Comú Podem, Madrid o Valencia (con todas las reservas que demuestra que en estas últimas haya ganado el PP). En las provincias más ruralizadas como la España interior o la Andalucía interior cuesta bastante más aunque también se muestra movimiento.



Todo esto no hace sino acrecentar el mérito de haber sacado 69 diputados por parte de Podemos a unas primeras elecciones. Podría haber sido mucho mejor si no se hubiera incurrido en una serie de errores de bulto y grandes vicios en este tiempo. Eso sí, la campaña electoral ha sido magnifica desde el punto de vista nacional y quedará para los anales la actuación del candidato de Podemos en los distintos debates. 

Tampoco debemos de mirar a otro lado cuando vemos los resultados del PP y comprobamos que están en torno al 28%. Esto denota que nos falta mucho para tener una sociedad democráticamente sana. No me parece mal que se vote a un partido de derechas, que pueda defender la privatización de servicios y los recortes. Lo que me parece preocupante es que se vote a un partido que ha elegido la corrupción su modo de vida y que, encima, han salido imputados elegidos para el congreso.
Esto no se arregla en cuatro años, se arregla con educación en valores democráticos y con mucha voluntad. 
Y, repito, me da igual que el partido sea de izquierdas o derechas; lo mismo puedo decir del PSOE en Andalucía.


Lo que está claro es que más de 7 millones de personas han elegido a un partido que ha robado a los españoles y piensa seguir haciéndolo. Cada uno es responsable de su voto pero si te engañan una vez es culpa de ellos, si los vuelves a votar entonces la culpa será tuya. Cuando salte el siguiente escándalo, que nadie se sorprenda. 
Y no vale la excusa de que todos son iguales. Cuando roben los otros ya se podrá decir, mientras tanto esos siete millones de personas han votado a un partido corrupto.

No voy a profundizar en los resultados del resto de partidos. Creo que nadie ha perdido. El PSOE ha salvado los muebles y mantiene la segunda posición en votos (por muy poco) y en escaños; Ciudadanos ha sido víctima de sus expectativas y su ambigüedad deliberada respecto a apoyar al PP y Podemos ha obtenido un resultado producto de una campaña magnifica tras empezar muy desinflado en las encuestas. 



Quiero entrar un poco en la Ley D´Hont y en la circunscripción provincial. Es una vergüenza que a Izquierda Unida le cueste casi 500.000 votos sacar un diputado y a PNV o PP apenas 50.000 votos. 
Está claro que el sistema beneficia a los grandes partidos y a los nacionalistas que concentran el voto pero ya clama al cielo que esto pase y urge un cambio en la ley electoral y en la circunscipción (algo que acabaría con el problema de los cuneros) ya que, al fin y al cabo, no se representa en el Congreso a la provincia sino al partido que impone una disciplina de voto.


Salen del parlamento fuerzas como UPyD que, en su momento, trajeron ciertos aires nuevos y ha sido absorvido por el tsunami del IBEX que es Ciudadanos. 
No puedo obviar el gran resultado de PACMA que ha obtenido más votos que UPyD, ojalá que esto sirva para que las reivindicaciones en favor de los derechos de los animales vayan entrando en la agenda política ya que están en la agenda social.

Para terminar, los españoles han votado diálogo. Se abre un tiempo en el que los acuerdos puntuales pueden y deben ser el pan nuestro de cada día. Las formaciones tendrán que aprender a hablar y escuchar al resto. Esto será bueno a largo plazo y nos ayudará a mejorar nuestra calidad democrática. 
Quizás necesiten otras elecciones en un par de meses para darse cuenta pero tarde o temprano no les quedará otra.


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