Hoy es un día triste para la justicia: el juez Elpidio José Silva ha sido condenado a 17 años y medio de
inhabilitación y expulsión de la carrera por prevaricación continuada en su
instrucción del caso Blesa.
Aquí tenemos a Blesa de caza |
Esta sentencia nos pone de manifiesto en qué tipo de régimen
en que vivimos. Elpidio Silva es un juez que persiguió a un poderoso banquero,
Miguel Blesa, que estafó a mucha gente mediante el sistema de preferentes.
Silva ordenó el
ingreso en prisión de este mafioso. El tal Blesa salió en menos de un día.
Cuando Blesa salió de la cárcel todavía tenía la sopa caliente en su casa.
Entonces se persiguió al juez por un delito de prevaricación
y se le inhabilitó. Hoy nos llega su condena que lo va a dejar casi dos décadas
fuera de la judicatura.
Blesa (que por cierto está muy metido en el escándalo de lastarjetas opacas de Caja Madrid) está tranquilamente con sus yates y dándose la
buena vida a costa de la gente a la que ha timado junto con su amigo Rodrigo
Rato y como tantos otros (Urdangarín, la Infanta, la cúpula del PP, la
alcaldesa de Castellón, los Pujol….)
Rato y Blesa |
Este es nuestro sistema, los culpables son premiados y
tienen estatuas y a los que persiguen a los ladrones se les expulsa del
sistema.
Encima nos dirán que la justicia es para todos, que hay que
respetar a los jueces y a sus decisiones y que el Estado de Derecho siempre
actúa infaliblemente.
Luego se preguntan del por qué la desafección con los
partidos tradicionales, del 15M, de Podemos, de la casta, de los anti sistema
(que son ellos los que lo han destrozado).
Pero uno observa casos como este en el que el poderoso
triunfa, en el que las víctimas quedan desamparadas no puede dejar de sentir
desesperación y desazón.
Está claro que es muy difícil luchar contra esto, los poderosos
han montado un edificio muy sólido y difícil de derrumbar y además tienen a sus enemigos enfrentados
por las banderas, la religión y hasta el fútbol (sí, las drogas que nos
duermen) mientras ellos se sientan en su sillón y nos saquean y exprimen hasta
el límite.
Pero se puede hacer algo, podemos dejar atrás las banderitas
y las fronteras y unirnos contra el enemigo común que son estos individuos que
pueden acabar con jueces, que consiguen quedar impunes, contra los que
gobiernan.
Pero para eso, necesitamos unirnos, este debe ser nuestro
proyecto común, este es mi país se llame como se llame y tenga las fronteras
donde las tenga.
Silva, condenado por perseguir a los poderosos |
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