Ayer, domingo 23 de marzo de 1014, pasadas las tres de la tarde se confirmó el fallecimiento de Adolfo Suárez González; el último Presidente de la Dictadura y el primero elegido en la Democracia.
Mi intención es hacerle cierta justicia en el post. Creo que los esbozos hagiográficos que se han llevado a cabo estos días no ayudan a la memoria ni a dignificar la figura del personaje en cuestión.
No me parece sano el hecho de no revisar su figura; ni tampoco el poner su figura en un pedestal sin plantearse lo malo ensalzando tanto sus logros (algunos supuestos); tampoco me parece sano el colocarlo como "un facha más", que es algo que he leído en más de una ocasión.
Uno escucha cosas como "nos llevó a la democracia" o el "gran consenso que había en aquella época" y no puede evitar lamentarse ante la falta de análisis y de memoria histórica. Porque sino recordamos nuestra historia más reciente, ¿Cómo vamos a analizar lo que ocurrió hace más de 500 años?
La labor de Suárez tiene sus luces y sus sombras, creo que más luces que sombras.
No podemos pasar de puntillas ante su pasado como Secretario General del Movimiento (pasado muy falangista) como se ha hecho. Tiene ese pasado y no pasa nada, no hay que crucificarlo por eso pero tampoco se puede obviar. Se puede explicar, analizar los motivos que tendría para entrar (si fue una estrategia política, si tuvo un viraje ideológico, etc.)
Quiero acabar con un mito: Adolfo Suárez no trajo la democracia a nuestras casas, ni trajo la libertad. Puedo entender que fue uno de sus artífices e incluso la cara si queréis.
Pero la instauración de un régimen democrático y libre es un proceso más complejo que no depende (como muchos hacen ver) de un hombre, ni de dos, ni de tres...
El proceso venía de más atrás (ya en la época final del Franquismo) y que se relaciona con transformaciones sociales, políticas y económicas como la consolidación del Capitalismo y la emergencia de la hoy casi extinta clase media.
Suárez lideró un cambio y eso lo hizo muy bien. Se supo mover en territorio y comanche, llevó a cabo reformas rupturistas en el seno de un estado con poderes fácticos muy inmovilistas (Ejército, fuerzas policiales e Iglesia) y se la jugó con la legalización del Partido Comunista de España.
Era una línea roja militar y al legalizarlo en la semana santa del 77 sufrió la censura de los militares. Su ministro de Marina dimitió y tuvieron que coger a uno en la reserva porque ningún militar quería el puesto.
Se puede considerar que lo que hizo fue "domesticar" a la izquierda y ahora estamos recogiendo los frutos con un PSOE tan liberal en economía como cualquier partido de derechas. Pero ello habría que achacárselo más al PSOE que a Suárez y a una coyuntura internacional pues esto no pasa solo en España (baste mirar el ejemplo de los socialdemócratas alemanes o los laboristas ingleses).
Un aspecto negativo es la continuidad que se le dio en sus años de gobierno a las políticas económicas que empezaron a instaurar los tecnócratas del Opus en los últimos años de la Dictadura con una tónica más liberal, algo que me parece muy negativo; si bien esto se combinó con medidas sociales.
En cuanto a la constitución, supo aunar distintas ideologías gracias a un proceso, por otra parte, poco democrático ya que se hizo fuera del debate parlamentario y con una comisión de notables.
Esta claro que se buscó un régimen duradero y, en muchos casos, por desgracia lo consiguió.
Ahí se acabó el consenso. No lo consiguió en la coalición que lideraba (UCD), ni en el país (sufría el paro y la crisis del 73 con retraso). Se sometió a una moción de censura y finalmente dimitió.
Del golpe de Estado no voy a hablar ya que yo, al menos, no sé muy bien qué ocurrió, no se han desclasificado los archivos y está todo muy oscuro. Hace poco emitieron en Salvados un "documental" que es muy ilustrativo al respecto y que podéis ver si pincháis aquí.
La democracia que salió en el 77 pudo valer en aquellos años. Hoy creo que está más que desfasada y aquella España que salía del NO-DO, rancia, en blanco y negro y empezaba a verse en color; hoy vuelve a parecernos a muchos rancia porque no ha evolucionado para bien; diría que ni siquiera ha evolucionado. Una democracia no puede ser algo estático, ha de construirse día a día, es un sistema con muchos fallos, pero son fallos que se pueden solucionar y yo diría que vamos a peor.
Tampoco podemos eludir al 100% de responsabilidades a los gobernantes pasados de la situación actual ya que, en muchos aspectos, es herencia suya.
Hoy me levanto y reclamo y creo que el pueblo reclama (al menos la parte del pueblo que no se resigna a dormir la mona) más poder de decisión, el poder real lo detenta una minoría oligárquica (político-financiera) y no es cuestión de resignarse a eso. El pueblo está sedado por diversos opiáceos (nacionalismo, fútbol...) y solo es "consultado" cada cuatro años de una manera manipuladora (poder de los medios de comunicación, visión reducida del panorama global...). Ojo, el pueblo es cómplice del sistema, no sabemos lo que podemos conseguir unidos, o no nos lo creemos, o somos demasiado cobardes, o vagos...
Para concluir, creo que los cambios de la Transición y la labor de Suárez fueron positivos en muchos aspectos. Se puede pensar que fueron cambios lampedusianos (cambiar algo para que todo siga igual), pero esa visión me parece sesgada pues hay que analizar el contexto y la oposición de esos poderes fácticos inmovilistas.
Se ganó en derechos y libertades, eso es innegable.
Treinta y cinco años después apenas hemos avanzado y parece que vivimos una época de retroceso que debería haber sido una oportunidad para unirnos y cambiar de verdad las cosas, lamentablemente hemos tirado a la basura una crisis que podía haber sido una oportunidad y dentro de cinco años todo será igual.
Ese es el drama real.
Suárez fue un político de gran carisma, de esos que crea escuela por su imagen, su oratoria e incluso su presencia.
A pesar de su talante conservador siempre lo respetaré (no todo lo de derechas iba a parecerme mal). Supo aunar distintas ideologías en un proyecto.
Hoy su obra está desfasada y por eso urge una regeneración de la sociedad, del sistema, de la economía, de los valores en general. Hay que ponerlo todo patas arriba y hacer una segunda transición porque llevamos unos derroteros muy nocivos.
En definitiva, hay que ganar en democracia.
Para acabar aquí os dejo con el discurso más famoso de Suárez.
REQUIESCAT IN PACE